22/6/17

Ya está aquí el verano. Y con él una nueva entrada. Pero no la típica vacía dando la bienvenida a la nueva estación, sino una honesta encomienda para estos provechosos días. Eso sí, con su correspondiente reflexión.
Una llamada a la vida. A vivir de verdad. Porque aunque los días, las semanas, los meses, las estaciones… pasen, seguimos igual. Miras el calendario y ya han pasado casi siete meses y sigue prevaleciendo la misma mentalidad.
Ya va siendo hora de ser nosotros mismos.
“Lo hacemos y ya vemos”. Porque sí, porque a La llamada no le falta razón. Ya vale de condicionarnos por la opinión y prejuicios de los demás. Ya está bien de coartar nuestro potencial por lo que pueda especular el resto. Ya basta de oprimir nuestros sueños por la dominante sociedad en la que nos hallamos inmersos.
Ya es hora de ser felices, joder.
Porque no hay nada más trascendental que la amistad y la esencial búsqueda de identidad. Porque esta llamada oculta a la libertad y al verdadero amor debe ser escuchada. Porque no hay nada más bonito que el respeto y la elección autónoma de decisiones. Porque no hay nada más triste que tratar de ser otra persona para encajar en cada situación.  Porque no hay nada peor que vivir en función de los demás.



Que ya sobra tanta intolerancia. Que ya sobra tanta frontera.

Porque todos somos diferentes y eso es lo admirable de la realidad. Porque todos tenemos “nuestras cosas” y no por eso debemos disimular. Porque tenemos que prescindir del reconocimiento de los obstaculizadores a la hora de actuar y de la meditación de las repercusiones que pueda tener.

No hay comentarios:

Publicar un comentario